Los Nortes en el Malecón de La Habana
Según los frentes fríos se aproximan al litoral habanero el mar se pica y las olas bañan al Malecón y quien por él se le ocurra pasar. Usualmente es sólo un caso de una salpicada, pero hay veces el mar de verdad que se enfada y las olas llegan hasta la otra acera del la avenida, recordamos días en que han llegado hasta la parte más alta de la farola del Morro. Parece simpático el asunto, pero recuerde que es agua salada y todo metal que toca, como del automóvil o paraguas, termina pronto oxidado. Lo cual hace comprender que gran obra es esta avenida que ha logrado resistir estos elementos tan corrosivos y agresivos por tantos años.
El Malecón con sus bellos atardeceres y amaneceres es usualmente un lugar ideal para caminar o pasear, excepto cuando entra un Norte. Todo cambia radical y todo quien a este paseo se le ocurra ir en tales ocasiones a lucirse como un gallito fino, termina como pollito empapado. Claro, hay quienes van precisamente a eso, a bañarse en las olas de los Nortes de La Habana. Aunque hay veces que ni bañarse se puede, como sucedió el pasado 3 de marzo cuando parte del Vedado se inundó.
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