Thursday, November 11, 2010

El Zoológico en las Postalitas Cubanas

El Cochino

El Album Zoológico fue una de las colecciones de postalitas cubanas de mayor popularidad durante el principio de la década de 1960.


Aparentemente este álbum fue como una continuación, adaptada a la fauna de Cuba y las Américas, del álbum de cromos “Animales de Todo el Mundo” editado en 1958 en Europa y que fue vendido en Cuba. Algunas especies en los cromos aparecen en el Album Zoológico con ilustraciones y descripciones diferentes, como el León y el Elefante. Otras especies del Album Zoológico no aparecen en los cromos, como el Tocororo y el Cisne de Cuello Negro. Dos obras muy similares y muy diferentes que se complementan. Por supuesto, aquí nos limitamos a la cultura cubana y sólo presentamos las postalitas como parte de esta cultura.


El Cochino “De colores más brillantes del grupo. Se le encuentra en las costas de Cuba. Vive en costas coralinas. Llega a pesar 6 libras y su carne es comestible y buena.”



El Barbero

El Barbero “Pez que habita los arrecifes de coral. Muy corriente en las costas de Cuba. Puede llegar a pesar una y media libras.”



El Piñonero

El Piñonero “Tipo vertebrados. Clase Aves. Passeriformes. Oscines. Fringilidos. Es el ave que construye su nido artísticamente, redondeado y colocado en las ramas horizontales. Habita Europa. Tiene pico robusto y ancho. Vuela y trepa con agilidad. Pero causa muchos perjuicios en las plantaciones de cerezos.”



El León

El León “Tipo Vertebrados. Clase Mamíferos. Felide. Carniceros. Fieras. Al león se le llama rey de las fieras por ser muy fuerte y tener aspecto majestuoso. El macho se diferencia de la hembra por su hermosa melena. Aunque es digitígrado no es trepador como las demás especies de las félidas. Ataca al hombre cuando está muy hambriento. Su rugido es muy potente. El león es tan valiente que su nombre es sinónimo de valor. Es animal que gusta mucho de la Sociedad. Habita en África y el Sur de Asia.”


Por favor visite El León (Panthera leo) y los otros Félidos (familia Felidae) en los Mamíferos (Clase Mammalia) de El Zoológico Electrónico, si desea consultar nuestra apreciación del comportamiento, dimensiones y otros datos interesantes, y también ver algunas fotos de magníficos ejemplares, de esta especie. Allí también podrá consultar nuestros datos en los otros Félidos.


Peculiar del león entre los felinos es la melena que les crece a los machos. La abundancia y largo del pelo de la melena varía según la localidad. En algunas regiones apenas se les distingue, mientras que en otros sitios les crece larga en toda la cabeza y hasta el cuerpo pasado las extremidades delanteras. El color de la melena por lo general es un poco más oscuro que el resto del amarillo parduzco del cuerpo, aunque puede variar desde negro hasta blanco.


Siendo la principal función del macho proteger la manada (de otros leones, leonas, hienas y otros depredadores) se estima que la melena satisfaga dos necesidades. La de aparentar ser más grande de lo que en realidad es. Recuerde que mientras más grande es un individuo, mayor es su consumo y en la naturaleza en tiempos de escasez no es fácil obtener ni siquiera lo necesario. El tamaño de los machos es muy importante ya que muchas veces las riñas terminan antes del primer acto físico si existe notable diferencia de tamaño.


La otra supuesta función de la melena es proteger al león durante las actuales peleas. Cuando ya la cosa pasa a ser física los pelos tan largos sirven de protección; o bien enredándoseles en la boca al adversario o bien no dejando ver donde es que realmente está la garganta. Recuerde que con estos animales todo puede terminar con una sola mordida aplicada en el lugar apropiado y ellos tienen tendencias sistemáticas de atacar a la garganta.


Ya que son animales de clima caliente, una vez realizada las funciones que aun tratamos de comprender, el resto del cuerpo no necesita tanto pelo. No podemos asegurar que estas sean las razones por que la naturaleza provee al león con su magnífica melena, pero tienen lógica y son las más aceptadas hasta el presente.


Dinámicas en la manada: Los machos dominantes espantan a los machos jóvenes del territorio de la manada según éstos se aproximan a ser adultos, a los tres años. Algunos de estos desterrados forman grupos con otros machos jóvenes de la misma manada y eventualmente retan y logran obtener dominio de otra manada. También es posible que un macho solitario se asocie con otro macho en condiciones semejantes (no tienen que estar emparentados) y el dúo logre obtener dominio sobre una manada de hembras. Otros individuos tienen que conformarse con vivir solitarios, vagando por el mundo.


Usualmente cuando sucede un cambio de machos en una manada el nuevo monarca (puede ser un solo león el nuevo macho dominante o una asociación de dos a siete machos) mata a los cachorros que no logran huir. Tal parece que esta acción no es del agrado de todas las madres y se han dado los casos donde algunas hembras ayudan al padre de los cachorros. De esta forma las leonas pronto se vuelven receptivas a criar y los genes del nuevo león (dado el caso que el, o los, retador sea victorioso) son trasmitidos en la nueva familia.


A las hembras se les permite quedarse en la manada, a no ser que ya sean muchas las integrantes del grupo. Las desterradas no son admitidas por ninguna otra manada, aunque si son dos o más tal vez logren crear su propia manada. Usualmente aquellas que son expulsadas de su familia natal terminan viviendo una vida solitaria y corta, aunque en la naturaleza todo puede suceder.


Wednesday, November 10, 2010

Joaquín de Agüero, Francisco Arango y Parreño

Los hombres y mujeres a quines se les agradecen la libertad de Cuba. Los Próceres de la República de Cuba. Resumen del libro “Próceres” por Néstor Carbonell con ilustraciones o “Lápices de” Esteban Valderrama editado en 1919 por Imprenta “El Siglo XX”, Teniente Rey 27 en La Habana.


Joaquín de Agüero
Nació el 15 de noviembre de 1816
Murió el 12 de agosto de 1851

“No comenzó la gloria y el martirio de la patria cubana, no comenzaron los cubanos a sangrar y a morir por la libertad, el 10 de octubre de 1868. Diez y siete años antes del levantamiento de Yara, había resonado en los montes del Camagüey, Trinidad y Pinar del Río, el mágico grito de ¡guerra al tirano! y habíanse estremecido sus llanuras bajo la correría fantástica de la montonera rebelde... ¿Quiénes sacaron a pelea, entonces, a los hijos de Cuba? En Camagüey, un caballero rico y culto y del más puro linaje: Joaquín de Agüero, de los primeros en la legión de nuestros mártires! Ahogaron en flor aquella revolución. Pero la huella sangrienta quedó en el camino recorrido. En la Sabana de Arroyo Méndez, abonada por la sangre del precursor resuelto, quedaron esparcidas las semillas que más tarde habían de fructificar. La senda del honor está odornada de cruces; pero siempre habrá quienes emulen a los que en ella perecieron! La muerte en el campo de batalla, en el cadalso o en el presidio, no intimida, si el que allí muere sabe hacer de su muerte bandera y pedestal. Un héroe que cae estimula más que acobarda a los que se sienten capaces de ser héroes. No pensaba Céspedes en ponerse al frente de un movimiento revolucionario; no había nacido Martí, y ya Joaquín de Agüero ofrendaba su existencia por la misma causa que la ofrendaron más tarde, el primero en San Lorenzo, el segundo en Dos Ríos...

“Llevado de su alma liberal, de su corazón bondadoso, concibió el propósito de dar libertad a los esclavos que había heredado. Y lo realizó. Arranque inaudito para los que traficaban con carne humana, fue interpretado infamemente por el Gobierno, que lo sometió a procedimientos lesivos. ¡Ni derecho a hacer de lo propio lo que le viniera en ganas, tenían en aquellos tiempos los pobres cubanos! En más de una ocasión trataron de complicarlo en supuestas conspiraciones. Deseoso de alejar de su persona estas sospechas, se fue a los Estados Unidos, lugar donde sólo permaneció unos tres meses. A su regreso, vióse nuevamente sometido a interrogatorios, terminados los cuales pasó al campo, a cuyas faenas se dedicó durante algunos años. Después de un viaje a Canarias, adonde fuera ansioso de promover la inmigración blanca, se estableció de nuevo en Camagüey.

“En espera del bote salvador, del bote que los había de conducir al barco amigo, fueron acorralados y cogidos prisioneros, y luego abofeteados y vejados inicuamente. Atados los brazos por detrás y con la misma cuerda anudada en los tobillos, echaron a andar. El víacrucis fue largo. Donde quiera que hacían alto, eran puestos en cepos y sometidos a otros tormentos. Y cuando al fin llegaron al Camagüey, paseados fueron por la ciudad y encerrados luego en un calabozo. Largos y mortales días pasaron allí, hasta la celebración del Consejo de Guerra. De los compañeros de Agüero, de aquellos cinco bravos, dos fueron condenados a cadena perpetua. Los otros tres, Agüero entre ellos, a ser muertos en garrote vil. Cuando Agüero se enteró de la sentencia, sacó un espejito del bolsillo y pasándolo a sus compañeros, les dijo: "Hijos míos, miraos esas caras patibularias." ¡Qué entereza la de aquel hombre, que aun en la antesala de la Eternidad, supo, con un chiste, arrancar risas a sus compañeros!
“A las seis de la mañana del día 11 de agosto de 1851 entró Agüero en capilla, y con él sus compañeros Betancourt, Zayas Y Benavides. Y al amanecer del día siguiente, fueron conducidos, entre toques de corneta y redobles de tambores, a la Sabana de Arroyo Méndez, lugar distante una media legua de la ciudad del Camagüey, y allí, en la imposibilidad de ejecutarlos en garrote, -ya que los camagüeyanos buenos, creyendo poder evitar el alevoso asesinato, habían envenenado al verdugo-, fueron fusilados por la espalda. Allí, en aquella Sabana, escenario triste de un drama horrendo, abandonaron la vida, enamorados de un sublime ideal, cuatro cubanos ilustres, y entre esos cuatro, el que por su grandeza y su martirio, bien merece el tributo de un recuerdo constante, un mármol o un bronce que perpetúe su figura y que diga a las generaciones vivas quién fue uno de los primeros en la senda del deber y en la del martirio...”


Francisco Arango y Parreño
Nació el 22 de mayo de 1765
Murió el 21 de marzo de 1837

“No fue un apóstol de la libertad de su país; no fue siquiera un enamorado del divino ideal de independencia. Nacido en la colonia, educado en el amor a España, se sentía español. Con lealtad sirvió a la madre patria, aunque siempre en beneficio de su tierra y de sus paisanos. Entre las sombras que envolvían a Cuba y a sus hijos en aquel entonces, él era como faro de luz. La historia, nuestra historia de heroísmos y martirios, puede pasar por alto su nombre, no así la de nuestro adelanto y progreso científico, literario, comercial y agrícola. Esta parte de nuestra historia no lo podrá olvidar sin desdoro de la justicia, pues su nombre resume toda una época, y es la concreción de innumerables anhelos, de nobles esfuerzos, de ímprobas luchas en el orden de las ideas. Lo que Arango y Parreño hizo por su patria, impulsándola por el sendero de la cultura y del bien, equivale, teniendo en cuenta los tiempos en que le tocó vivir, a lo que luego hicieron por ella otros en el campo de la acción. A los pueblos les van naciendo, en sus distintas épocas de vida, sus mentores y sus héroes. Ni sobre barro ni sobre serpientes se puede levantar una nación. Y los cubanos como Arango y Parreño fueron los primeros en la preparación del terreno, cuando éste estaba más fangoso y más lleno de agujeros.

“De regreso de Santo Domingo fuése a España, donde cursó sus estudios superiores. Allí adquirió fama de orador elocuente y brillante. Ya con el título de abogado, lo nombraron apoderado en la Corte del Ayuntamiento de la Habana. Con esa representación, defiende enérgicamente, con macizos argumentos y en contra del Gobierno, los intereses de los cubanos. A él, en primer término, se debieron las reformas administrativas llevadas a cabo de 1789 a 1793, base de la prosperidad material y moral de Cuba.

“Bajo el mando del marqués de Someruelos, se le confió una misión diplomática, la cual desempeño de manera tan admirable, que al rendir informe de haberla terminado, una aureola de popularidad circundó su persona, siendo desde entonces el consultor de todos los gobernantes que se sucedieron. El Rey le concedió la Gran Cruz de Carlos III. Esta comisión, y el haber logrado la libertad del comercio, hizo que su nombre se pregonara como el de un gran estadista. Hasta el extranjero llegó su fama. En lengua extranjera fueron reproducidos sus folletos, o citados con encomio. Nombrado asesor de la Factoría de tabaco, sufre en su desempeño las primeras mordeduras de la envidia y los primeros codazos del odio. A los ataques virulentos de sus contrincantes, contesta en su Informe sobre los males y remedios que en la Isla de Cuba tiene el ramo de tabaco, trabajo donde dio comienzo a su campaña contra el triste e inicuo monopolio de la Factoría. En 1808, a causa de la guerra de España y Francia, y en virtud de encontrarse el comercio de Cuba postrado, predica la necesidad del comercio libre, consiguiendo esto, no sin antes sostener grandes debates. Gracias a él, a su tenaz desinterés y fuerza de razonamiento, logró Cuba la libertad del comercio. Después de esto, se le acusó de ambicioso, y por último, de contrario al régimen de España, lo que hizo su situación muy difícil.

“Cansado al fin de la vida pública, se retiró a su casa. A pesar de ello, es nombrado promotor con Laborde y Cárdenas y Manzano, del Instituto Cubano que debía regentear Luz y Caballero. También, en su retiro, le comisionó el Gobierno para la redacción de un Código acerca de la Potestad doméstica. Hasta la residencia de su ingenio La Ninfa van a consultarle, a pedirle su consejo los funcionarios públicos. Escribiendo, "porque no podía estar sin hacer algo", como dice Calcagno, lo sorprendió la muerte, viejo ya y cansado, y mirando acaso, con los ojos moribundos, cómo sus conquistas en beneficio de su patria eran combatidas furiosamente...”

Salvador Cisneros Betancourt, Tomás Estrada Palma

Los hombres y mujeres a quines se les agradecen la libertad de Cuba. Los Próceres de la República de Cuba. Resumen del libro “Próceres” por Néstor Carbonell con ilustraciones o “Lápices de” Esteban Valderrama editado en 1919 por Imprenta “El Siglo XX”, Teniente Rey 27 en La Habana.



Salvador Cisneros Betancourt
Nació el 10 de febrero de 1828
Murió el 28 de febrero de 1914

“¿Fue niño Salvador Cisneros Betancourt y corrió tras las mariposas? ¿Fue joven, y madrigalizó junto a bellas mujeres? Forzosamente fue niño y fue joven y en sus manos se hicieron polvo muchas leves alas, y escuchándolo se estremecieron de pasión algunos tiernos corazones. Pero nadie lo recuerda así, sino hombre ya, barbado y canoso, dando cuando la primera guerra la espalda a la ciudad natal y a su familia, para ir, armado caballero, a jurar fidelidad a la patria, en el altar alzado entonces, no entre luces y flores, sino entre fuego y sangre; llevando luego la República toda revuelta y enconada sobre los hombros; guardando, cuando el pacto del Zanjón, como imagen bendita, la bandera gloriosa; consagrando a ella, durante los diez y siete años de paz humillante, todo el ardor de su pensamiento y toda la energía de su espíritu... Y, cuando la última guerra, levantándose apenas escuchó que de nuevo se estaba peleando por el honor de los cubanos, volviendo a personificar su pueblo. Siendo luego, en la paz, como el abuelo de sus campatriotas todos, por la constante vigilancia en su favor, y por la veneración que supo inspirarles...

“Puerto Príncipe, Camagüey, fue la ciudad de su nacimiento. Niño aun marcha a los Estados Unidos, donde permanece estudiando siete años, al cabo de los cuales vuelve al lado de los suyos: a su casa, a su pueblo, a su patria. En la tierra de Washington adquirió conocimientos y tonificó su alma. ¡No hay medicina como la libertad! Así, nutrido de democracia y de derecho, se establece en el Camagüey, donde es mimado por el amor y la fortuna. Años después, es electo Alcalde, puesto que desempeñó con el beneplácito de todos. Como autoridad, lo mismo que como particular, no hubo entonces obra caritativa, obra humanitaria, que no contara con su apoyo, ni empresa tendiente al desarrollo y bienestar de sus paisanos que no contara con su ayuda. Rico -y no egoísta- derramaba el bien a manos llenas. Señor de la generosidad, era dadivoso como un príncipe. De los príncipes tenía la largueza. ¿Quería hacer un regalo? Pues daba sus tierras, contándolas, no por metros, sino por caballerías.

“Y vino la tregua, la tregua de diez y siete años. Luego supo que Martí, el evangélico Martí, había logrado unir a los cubanos dispersos, en un solo ideal, y lleno de fe esperó, arma al hombro, la hora del honor. Y cuando la hora llegó, cuando volvió a repercutir en los campos de la patria libre el grito de Cuba libre, Salvador Cisneros Betancourt volvió a abandonar las comodidades de su casa rica, y al frente de un puñado de jóvenes valerosos se fue a encarar la muerte, con la misma fe que la había encarado antes. Asiste a los primeros encuentros al mando de su hueste bisoña. En todos da pruebas de su valor. Más tarde, fue presidente nuevamente de la República en armas. Deja de serlo, para ser sustituido por Masó, y él siempre lo mismo: inalterable en su patriotismo! Luego fue la paz y la República, y fue en ella, más que un hombre, un símbolo, el símbolo de todos los sueños puros, el símbolo del desinterés y la hidalguía cubanos.

“Su vida fue una línea recta, ejemplo que debieran seguir, imitar, cuantos por intereses y odios personales hacen de su vida un zigzag de sangre, un laberinto de intrigas en el cual a veces, la patria parece perderse...”





Tomás Estrada Palma
Nació el 9 de julio de 1835
Murió el 4 de noviembre de 1908

“No hay hombres enteramente grandes. Mejor dicho, no hay hombres grandes para éstos y para aquéllos, para los de opuestas simpatías y pasiones rivales. El basamento donde se levanta hasta ahora la figura de Tomás Estrada Palma, está formado de ternuras y de cóleras, de aplausos y de denuestos. La historia, mañana, pesando sus virtudes y sus errores, acaso logre colocarlo sobre justo pedestal. ¿Dónde nació? Donde otros grandes: en la vieja ciudad gloriosa, en la legendaria Bayamo. Siendo muy niño todavía, su padre rindióse a la muerte, por lo que quedó al cuidado único de la buena madre -paloma en el hogar y heroína en la guerra. Con algunos conocimientos ya -conocimientos primarios-, abandona el calor del hogar para venir a la Habana, ansioso de aprender, de nutrirse de enseñanzas. En la Habana, y después de permanecer algún tiempo en colegios elementales, pasa a la Universidad a cursar la carrera de leyes. Adelantado en los estudios del Derecho, marcha a Sevilla, con el fin de terminar en la universidad española la carrera comenzada. Pero no la terminó. Para graduarse estaba cuando, tal vez por contrariedades de su carácter, tal vez convencido de que no tenía vocación para abogado, abandona la tierra sevillana y va a Francia. Pasa allí una temporada, y vuelve luego a Bayamo, donde, apenas sacudido el polvo de los viajes, se pone al frente de sus cuantiosos intereses.

“Dicen los que le conocieron de joven, que a pocos seres en el mundo les ha sido dable saborear, como a él le fue, las dulzuras de la casa. En compañía de la madre, y en una hermosa hacienda de crianza llamada La Punta, situada sobre el Cauto, vivía entonces, sin más ocupación que los libros y el cariño. ¡Ah! y la de comprar -abolicionista como era por principio- todos los esclavos que se le presentaban. ¿Para qué? Para educarlos en la más estricta moral y enseñarles a leer y a escribir. Como es natural, este comportamiento le ganó el respeto y el afecto de aquellos míseros humanos. Como a padre lo veían los pobres negros, que lo llamaban como la madre y cuantos lo querían lo llamaban: Tomasico. Pero como para los amos y señores de la colonia, ser bueno era ser malo, Estrada Palma se hizo sospechoso y fue, desde luego, inscripto en la lista de los desafectos al Gobierno. A pesar de eso, solicitó y obtuvo el nombramiento de Teniente de Partido, -cargo sin retribución- del cuartón El Guano, en que se hallaba enclavada su finca. En el desempeño de tan insignificante puesto, se hizo sentir, ya combatiendo la vagancia, ya amparando de los inicuos planes del Capitán de Partido a numerosos paisanos suyos. Con frecuencia reunía en su casa a los campesinos de la comarca y les hablaba de deberes y derechos. Y cuando estimó que había hecho cuanto le era posible, renunció el referido cargo. Luego fue electo miembro del Municipio de Bayamo, en el cumplimiento de cuyas funciones lo sorprendió el grito lanzado en Yara por Carlos Manuel de Céspedes.

“Firmada la paz, vuelve a su retiro de Central Valley, sitio adonde numerosos elementos políticos le dirigen una carta ofreciéndole la Presidencia de la próxima República. Después de cambiar impresiones, acepta su postulación, y es elegido Presidente. Y el 20 de mayo de 1902, toma posesión del alto cargo. Aunque tropezando aquí y cayendo en errores allá, gobierna tres años sin dejarse llevar de la venenosa influencia de los partidos políticos militantes. Mas luego, arrastrado por segundones aduladores, se afilia al Partido Moderado y acepta ir a la reelección. Entonces, a la sombra de su gobierno, se atropellaron derechos y se hizo befa de la justicia. Las elecciones verificadas en 1905 fueron una burla sangrienta al sufragio, primera conquista de la revolución libertadora. Reelecto en esas elecciones oscuras, poco más de un año le fue dable continuar en el poder. Una revolución poderosa lo amenazaba con derrocarlo violentamente. Frente a la probabilidad de que esto fuera un hecho, prefirió, antes que pactar con los revolucionarios, llamar al extranjero y dejarlo de nuevo dueño de la patria.

“Con la cabeza tenazmente en alto, como encarando al mundo, dos años después, murió en la capital de Oriente, reverenciado por sus fieles. Hoy sus restos reposan en el cementerio de Santiago de Cuba, entre silenciosos amigos y enemigos...”